Muere Aretha Franklin y el mundo entristece
Su
voz inconfundible, para transmitir emociones en el público, aclamada
por millones de personas en el mundo, deja un vacío en la música
del soul, de las grandes, sus canciones vivirán por siempre, deja
un legado muy rico iniciado en el año 1967, ''con su álbum I Never
Loved a Man (The Way I Love You), cargado de reivindicaciones
feministas –véase Respect, el tema de Otis Redding que
reinterpretó convirtiendo en himno- y de defensa de lo derechos
civiles de los ciudadanos negros en su país, que ha llevado a los
escenarios durante más de cinco décadas llegando a emocionar, entre
a otros muchos, al expresidente de los Estados Unidos, Barack
Obama''. Otras melodías para recordar ''I say a little prayer'',
''Think'', ''I never loved a man'', ''Ain’t
No Way'', ''Chain of fools''
Aretha
Franklin Chain of Fools
Jason
Heaton
Muere
a los 76 años Aretha Franklin, la reina del soul
La
última gran diva de la edad de oro de la música afroamericana, con
éxitos legendarios como ''Respect'', había suspendido sus escasos
conciertos de este año por motivos de salud.
Por
Amanda Mars
Washington
17 agosto 2018
La
reina del soul, Aretha Franklin, ha fallecido este jueves en Detroit
a los 76 años. Hija de un conocido reverendo, comenzó a cantar en
el coro de la iglesia de su padre y sacudió el panorama musical de
los 60 al introducir los recursos del góspel en la música secular,
con éxitos hoy legendarios como Respect o (You make me feel) A
natural woman. Tuvo una vida precoz y turbulenta, con su primera
maternidad cuando era apenas una niña, un matrimonio violento y un
considerable historial de desavenencias y desdichas. El representante
de la artista confirmó el fallecimiento, a causa del cáncer de
páncreas que sufrió por primera vez en 2010. Con ella desaparece la
última gran superviviente de la era dorada de la música negra
estadounidense.
El
mundo de la música y la política -el mundo en general- se volcó
inmediatamente en demostrar su admiración por el legado que dejó la
artista. De Paul McCartney a Elton John, pasando por Barbra
Streisand, quien dijo que "es difícil concebir un mundo sin
ella. No solo fue una cantante excepcionalmente brillante, sino que
su compromiso con los derechos civiles tuvo un impacto indeleble en
el mundo". El expresidente Barack Obama, gran admirador de la
estrella, y su esposa Michelle, escribieron que "en su voz,
podíamos sentir nuestra historia, toda ella y en cada sombra:
nuestro poder y nuestro dolor, nuestra oscuridad y nuestra luz,
nuestra búsqueda de la redención y nuestro respeto, duramente
ganado". También el presidente Trump, el expresidente Bill
Clinton y Hillary Clinton expresaron su pesar por esta mujer que
revolucionó la canción en los 60.
Franklin
nació en 1942 en Memphis (Tennessee), pero creció en el mismo lugar
que le ha dicho adiós, Detroit (Michigan), la otrora próspera
capital de la música y el automóvil. La suya fue una de las muchas
familias afroamericanas que en los 40 emigraron del sur al norte al
calor del boom industrial. El esplendor del jazz y otros ritmos en
ciudades como Chicago o la citada Detroit se entienden a partir de
ese fenómeno económico y demográfico; el declive del mismo,
también. Una incipiente clase media afroamericana que se había
formado en el cinturón industrial entró en barrena. Pero cuando el
motor se gripó, Aretha ya se había convertido en una artista
reconocida. Su padre, además, era Clarence LeVaughn Franklin, un
pastor muy conocido e influyente, amigo de Martin Luther King, cuya
voz resultaba tan musical que sus sermones acabaron editados en
discos.
Fue
en el coro de la iglesia de su padre donde la artista comenzó a
cantar, al igual que sus hermanas, y fue en su propia casa cuando
entró en contacto con el movimiento de los derechos civiles. Pero lo
privilegiado de su hogar -dentro de la comunidad afroamericana- no le
libró de una infancia dura y, sobre todo, muy breve. El reverendo C.
L. Franklin, bebedor y acusado de maltrato en su biografía, había
tenido otros hijos fuera del matrimonio y su esposa Barbara, la madre
de Aretha, los abandonó. A los 12 años, quedó embarazada de un
chico de una escuela y a los 15 ya había tenido su segundo hijo con
otro hombre. Ambos llevan el apellido Franklin. Se casó a los 19 con
Ted White, que fue violento con ella, y se divorció ocho años
después. Tuvieron un chico. Años después se casaría (y
divorciaría) de nuevo y tendría un cuarto vástago. El reverendo
Franklin murió en el 84 tras pasar cinco años en coma a
consecuencia de un tiroteo cuando se enfrentó a unos ladrones.
Muchos
de los episodios turbios de su vida quedaron recogidos -para su
disgusto- en una biografía de 2014 (RESPECT: The life of Aretha
Franklin) publicada por David Ritz, quien años antes había
trabajado para ella como escritor fantasma (o negro, como se dice en
España) de una autobiografía que la artista se encargó de
edulcorar. Como su música, Aretha era peleona y trataba de
arrinconar en su historia la parte más dura. Decía su productor de
Atlantic, Jerry Wexler, que sus ojos luminosos cubrían la angustia y
que sus depresiones podían llegar a ser “tan profundas como el mar
oscuro”.
Aunque
había comenzado grabando en Columbia Records, los grandes éxitos
llegaron en Atlantic, con Wexler. A temas tan célebres como Respect
o Natural woman se sumaron rápidamente otros imborrables, como Think
o Say a Little prayer. A finales de los 60, ya se había convertido
en uno de los iconos de la comunidad afroamericana, con canciones que
transpiraban reivindicación femenina y racial. Cantó en el funeral
de Martin Luther King, al que había conocido de niña en su casa, en
el 68, y lo hizo también en enero de 2009 cuando Barack Obama tomó
posesión y se convirtió en el primer presidente negro de la
historia estadounidense. Hace pocos años, en un acto público, la
reina del soul dijo que aquel había sido el momento más emocionante
de su carrera.
Diva
con miedo a volar
Ganadora
de 18 premios Grammy y con 10 millones de discos vendidos, llevaba
desde los años 80 sin viajar fuera de Estados Unidos debido a su
también legendaria fobia a volar. Esta limitación, aunque le privó
de veladas de gloria en vivo, no limitó el alcance internacional de
su carrera ni su consagración como reina del soul. Se le atribuyen
celos de diva contra otras artistas que en algún momento la
superasen en ventas -como Barbra Streisand o Whitney Houston- y, de
hecho, fue público y morrocotudo su enfado cuando en la entrega de
los premios Grammy de 2008, a Beyoncé no se le ocurrió otra cosa
que presentar a Tina Turner como “la Reina”. Franklin se ofendió
y lo consideró un golpe bajo de los guionistas para generar
polémica.
Franklin
anunció su retirada a principios de 2017 con la idea de limitar su
agenda a actuaciones escasas y muy escogidas, aunque muchas de estas
tuvieron igualmente que cancelarse por recomendación médica este
año. Así, no pudo actuar el pasado marzo en Newark, como estaba
previsto, ni tampoco el pasado abril en el festival de jazz de Nueva
Orleans. Su última actuación tuvo lugar el pasado noviembre, en
Nueva York, con motivo del 25 aniversario de la fundación contra el
Sida de Elton John. Su influencia musical, sin embargo, pervive para
la opinión de los expertos en artistas de generaciones posteriores,
como Mariah Carey o Beyoncé.
Decía
Obama en un artículo de David Remnick de 2016 en The New Yorker, que
si tuviese que llevarse unos pocos discos a una isla, su admirada
Aretha Franklin figuraría en esa lista. “Porque me recordaría mi
humanidad. Lo que es esencial en todos nosotros. Y simplemente: suena
puñeteramente bien”.
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