Maurice Gibb de los Bee Gees ‘’fuimos adultos toda la vida’’
Maurice Gibb de los Bee Gees ‘’fuimos adultos toda la vida’’
Por Martha Colmenares
Capítulo 192
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Introito
La facultad potenciadora de la enseñanza musical en los niños es indudable, beneficiosa en cuanto a la interacción entre sí, la sociabilización, en el alcance de su misma felicidad; pero de singularidad desafiante el ejercicio musical -téngase en cuenta-, al tratarse de la aproximación desde una perspectiva profesional. Son palabras de peso, hay una distinción aquí. En este sentido, bien que lo puede ilustrar el subsiguiente transcurrir de unos diez años de los Bee Gees en Australia, inmersos en el ámbito de la música vocal a una edad temprana, donde va a manifestarse precisamente la crucial ocurrencia de Maurice Gibb ‘’fuimos adultos toda la vida’’. Por lo que, a la luz de este sentir, teniendo en cuenta este sentimiento, el presente capítulo 192 orienta su desarrollo en la medida de lo posible a la racionalidad en los juicios del universo vivencial que les tocó a los Bee Gees, de fuerte correspondencia entre la verdad y la confiabilidad de sus resultados.
A los fines de la mejor comprensión, me pareció que el punto de partida debía enfocarse en la investigación del marco legal que rige ese espacio vital de Australia en el que comenzaron a desenvolverse los hermanos Gibb a su llegada, Barry de 12 años, y de 9 años, los gemelos Robin y Maurice Gibb, ese campo de notas, ritmos, sonidos, instrumentos, aplausos, en virtud de las repercusiones que pudieran tener sus edades; no sólo eso, necesarias las características del panorama general con los rasgos, elementos distintivos o peculiaridades que permitiera mostrar la identidad de esa nación del continente océanico que es.
En principio, puede evidenciar su apego a la Convención sobre los Derechos del Niño de establecimiento de los 18 años el umbral en la definición de la niñez (a menos que una ley nacional en países de diversos parámetros sea establecida una edad diferente). Agregando a lo anterior, de atención en sus disposiciones legislativas a la protección de la infancia, defensa de sus derechos, seguridad y crecimiento, resolutivas a la hora de denunciar la explotación infantil, de prevención a cualquier tratamiento inapropiado o de vulneración en el que pueden incurrir los mismos padres o apoderados legales, empresarios, managers, etc. Quiere decir, los hermanos Gibb no se metieron en la boca del lobo. Al revés, los Bee Gees tuvieron la fortuna de vivir en una Australia de rica tradición multicultural, de respeto y amigable.
En el lanzamiento de los Bee Gees al panorama musical australiano privó la propia voluntad
Es verdad, el detonante del prototipo de niños obligados a ser músicos (o actores), ni hablar de la exhibición impuesta cuyo camino vital termina triste, hostil o irritable, debatidos entre las debilidades, o marcado de impresiones negativas. Opuesto a los hermanos Gibb al privar la voluntad propia en su lanzamiento al panorama musical, poseídos de un entusiasmo a flor de piel, intenso y visible, la pasión musical la tenían de sobra. Desde pequeños resaltó en ellos la habilidad musical natural un tanto innata no adquirida, buen oído musical, facilidad en la identificación de melodías, del aprendizaje independiente de los instrumentos, o patrones rítmicos, aplicable en lo fundamental la categoría de autodidactas.
Quizá el ser Hugh Gibb baterista de su banda, o la señora Barbara, la madre, alguna vez cantante, en lugar de influencia, o ‘’influencer’’ (término trending), sabido que la genética pueda influir, a mi entender, alentar no es inducir. De parte de los señores Gibb significó el entendimiento total de la inclinación de sus hijos hacia la expresión musical, estándar del arte del que los hermanos Gibb daban muestra de su peculiar lenguaje. No estuvieron a la buena de Dios.
¿De relevancia la escolaridad?. ¿Qué tal fue eso en los chicos Gibb?. Representativo lo de Barry, que a los 14 años y 9 meses de forma voluntaria dejó la escuela, a la edad legal que se lo permitían las normas australianas. Unos pocos meses, previo a la llegada a los quince, tal cual se refleja en los registros escolares. Encima, no tardaron los gemelos en seguirle los pasos, llegados a la edad necesaria. Nadie los obligó, advirtieron el peso de las regulaciones escolares en el cumplimiento de sus compromisos profesionales.
Comprensible lo difícil del rendimiento en la escuela, y vale recalcar, los chicos fueron muy, muy desapegados a los estudios. Hubiesen podido organizarse y no, no tuvieron interés en matricularse. Lo extraescolar se forjó en las calles, curtidos en el trajín, en el andar extracurricular. En el evolucionar independiente se patentó su educación. Podría calificarse aprendizaje experiencial o aprendizaje de la cotidianeidad, tuvieron de frente a sus padres, a músicos asesores, animadores. Unos hermanos Gibb menores de 18 años, fieles cumplidores de lo estipulado en los acuerdos firmados por los padres o por quien fuera menester, sabían que lo acordado debía cumplirse. A día de hoy, me deja asombrada el nivel de cultura integral adquirido al escuchar sus opiniones, a título individual en diversas temáticas les atrae el rigor de la lectura. Su armonía típica en el establecimiento de trío de hermanos trasciende los escenarios escolares en la conquista del universo musical.
En los Bee Gees, el esfuerzo más que una carga es sinónimo de recompensa
No cabe duda, al tratarse del sector musical de sobradas complejidades en la férrea disciplina de pautas obligatorias, la probabilidad de los relucientes escollos insalvables no los detuvo; y en aras de la plenitud de su talento, de los resultados positivos, de los beneficios futuros, de la satisfacción personal, en sus comienzos en lugar de quejarse o mostrar reserva, el tiempo y la energía esencial los mantuvo lanzados a la acción, a la práctica. Una máxima que en lo sucesivo acompañó ese quehacer musical extendido en los decenios que van de los 60s, 70s, 80s, 90s al 24 de abril del 2001, tomada como referencia la fecha del lanzamiento del último disco ‘’This is Where I Came In’’. Sólo la muerte los detuvo, recordemos la triste muerte de Maurice Gibb, el 12 de enero del año 2003.
Las perspectivas muestran a los Gibb en plena disposición, despiertos, vivaces, de buena índole, educados, además de lo tremendos e inquietos, facultades sobresalientes de su devenir. Sin ambages, nunca más tomaron lo ajeno, en respuesta al juramento, el episodio en el muelle de Redcliff al lanzar al mar las barajitas robadas, unas cuantas regorgallas que se sacaron de los bolsillos. Un trío de niños hermanos resolutivos, capaces de opinar, su personalidad propia distintiva, ejemplo absoluto del temple, la resolución en los días de aquellos pequeñuelos de los Rattlesnakes junto a los amiguitos Paul Frost y Kenny Horrocks, en el Gaumont de Manchester en 1956, Barry de 10 y los gemelos de 7. "Logramos un éxito instantáneo. Fue tal la impresión favorable del gerente que les recomendó cantar en un cine ubicado al bajar’’. El siguiente paso, mostrarse, su inmediata prioridad.
Resultó una sensación palpable, una energía vigorosa que emanaba de la multitud a través de la barrera de lo perceptible. Inaudito, los impresionó muchísimo, nunca habían percibido algo igual. ‘’No queríamos hacer otra cosa sino música’’. Siguió la aventura en el autódromo de Redcliffe en 1959, y la aparición de unos personajes vitales en su futuro, Bill Goode y el DJ Bill Gates. Manteniendo la reminiscencia de esta disposición resoluta, tan Bee Gees, la que los llevó a principios de 1960, a Col Joye, la máxima estrella pop de Australia.
“Col visitaba de gira las provincias, y llegó de paso a Surfer’s Paradise, allí trabajamos. Nos colmaba la desesperación de querer verlo, realizan sus ensayos a cien metros de nuestra casa. Pensamos: ‘Este es el siguiente paso. Debemos hallar a este hombre, le vendemos una canción y nos vamos’. Hablamos de ello’’. En definitiva, sabemos que irían a su encuentro, el único chance que tenían, terminaron caminando al otro lado de la calle hacia la sala de ensayos, diario en mano, Hugh, el papá, iba 100 yardas detrás.
‘’Llegamos allí y le transmití al hombre mi deseo de hablarle al coronel Joye. Ni imaginar siquiera que se trataba del mismísimo Kevin Jacobsen, la persona al que le hablaba, el hermano de Col. "Hola, queremos ver a Col Joye", a lo mejor pensó: ‘¿Qué es esto?. Vete…'. Simulando pronunciarlo tipo secreto: "Somos un grupo de canto y escribimos canciones". Los presentes ahí y Barry, quedaron sorprendidos al responder Kevin: "Espera un minuto, Col se va".
Comprender la frase de Maurice Gibb ‘’fuimos adultos toda la vida’’.
En su estilo de comunicarse: ‘’Fuimos adultos toda la vida. A veces éramos francos y se pensaba que éramos desagradables. ‘Ay, pequeños mocosos desagradables’. Mi padre repetía a menudo: 'Se creen unos mocosos desagradables’. Nunca supe lo que quería decir la palabra ‘desagradable’, fuera lo que fuese, yo decía: ‘Oye, grandullón, somos desagradables’...’’.
La adultización llegó a los hermanos Gibb del tránsito inadecuado de la infancia (inadecuado por lo rápido), ese período de la pubertad precoz frecuente a partir de los 6 -7 años a los 15 ó 16. Etapa de los Bee Gees receptora de la protección y el afecto de sus padres; eso sí, al hacerse grandes, listos y dispuestos, anhelantes de la evocación del firmamento entre un cielo que inspira, se percataron de sus penurias y la falta de una niñez. Se aprecia en testimonios o entrevistas a posteriori. Veamos:
1.-
Sus amigos no experimentaban similar en relación a la música
No se puede negar que sea fácil acreditar un dictamen en razón de la sofisticación de la paradoja de la soledad en el pequeño rodeado sólo de personas de mayor edad. Siendo niños se dió su incursión inadvertida al mundo de adultos. Se percibieron desiguales a los niños de su misma edad. ‘’Preferíamos cantar’’, en cambio a los chicos Gibb les gustaba jugar. Sus amigos no experimentaban similar en relación a la música. En el face to face, ''Living the Life'' (emitido el 20 de noviembre de 2011, una duración de 46 minutos) entre Robin Gibb y el legendario actor británico, Leslie Phillips (1), ambos veteranos de lo que es comenzar la profesión artística a corta edad, se sustentó el intercambio de los éxitos y las tragedias (entre comillas) objeto de ambos.
’’Imaginando escribir las canciones de sus cubiertas en inglés pretender escribir su próximo sencillo aún regresando y un poco al estilo del macho Bronty's*, al no tener amigo alguno, nos sentimos aislados, mis amigos no compartían la misma fascinación musical…’’. *Bronty´s es Branwell Brontë, pintor y escritor, el único hermano varón de las hermanas literarias Brontë, Charlotte, Emily y Anne.
Ya de pequeños componían música, una revelación la de Robin Gibb en el 2003: ‘’creamos un mundo al que ciertos de nuestros amigos no podían acceder. Quisimos siempre hacer música toda a tal punto que sólo nosotros tres lo entendíamos. Sólo entre nosotros nos sentíamos cómodos. Nos sentimos una unidad’’ (2). En el tiempo real ensimismados, absortos en sus pensamientos, abstraídos en su mundo, los hermanos Gibb no alcanzaron a notar sentirse apartados de los demás, pasó desapercibida una experiencia temporal, no imaginaron la magnitud de las eventuales secuelas postreras.
2.-
Lidiar la batalla de la pobreza en los primeros años
A resaltar la visión de Robin del fenómeno mundial de los Bee Gees, los avatares de la pobreza, en adición lo relevante de las carencias de los regalos en la Navidad, la remembranza de la trompeta plástica, la coyuntura de satisfacer la compañía el tenerse el uno al otro, o el no disponer de numerosos parientes en la niñez. No se habló de la guitarra que su padre le regaló a Barry, sale a la palestra el desolador recuerdo de Manchester.
En nada idóneo las reiteradas mudanzas, la complejidad de la pobreza. Barry: ‘’Una familia en lo literal que carecía de dinero y podíamos ganarnos 10 dólares en cada espectáculo’’. A la falta de juguetes la suplantaron los restos o escombros del ambiente en el intervalo de las travesuras callejeras en los días infantiles. Robin Gibb lo dijo claro, ‘’entonces no pensábamos que éramos pobres. Sólo lo pudimos percibir después’’, refiriéndose a la infancia y su posterior éxito y riqueza. Deja entrever lo de disfrutar las pequeñas cosas, fuente de riqueza emocional. Los niños Gibb a pesar de la falta de posesiones materiales acreditaron su estado de bienestar en el amor y el apoyo de la familia.
‘’Debíamos ganar dinero. Quizá alquilamos 20 casas en los siete años de estancia en Australia. Creo, a falta de ánimo de caer en la exageración, mi padre pues no pagó el alquiler. Esa familia en medio de la noche cargando las maletas" (Hay aquí una inexactitud, valga revisar que la permanencia no alcanzó los diez años. Zarparon de regreso a Inglaterra el 3 de enero de 1967, al aplicar la fecha de salida desde Southampton hacia el país de Oceanía, agosto de 1958, un viaje en barco de varias semanas de duración y llegaron el primero de septiembre de 1958, justo el día del cumpleaños No 12 de Barry).
Voy a explicar lo siguiente: quedan descalificadas las líneas del ‘’AI Overview’’ de Google, salidas del buscador, auténtica decepción en el intento de referirse a la infancia de los Bee Gees. ‘’Hubo dificultades, traumas y experiencias dolorosas que influyeron en la vida y la carrera musical’’. Una falsedad absoluta, una interpretación distorsionada al insertar el etiquetado ‘’doloroso’’ a las dificultades propias de cara a las limitaciones, a los recortes económicos. Ni son efectos adversos, ni es el arrastrar el peso de cadenas. Si no, estaríamos en presencia de una humanidad desgraciada, y los niños ricos serían los únicos felices. No es ésta la cuestión.
Ni tuvieron presiones académicas, ni escolares, ni familiares. El cambio del comportamiento habitual es el primer síntoma de un niño infeliz al mostrar irritabilidad, retraimiento, en fin. Barry, Robin, y Maurice no alcanzaron a padecerlos, sus grandes problemas se traducen en alcanzar el éxito, su motor impulsor al futuro.
3.-
El evento fortuito ocurrido ocurrido a Barry siendo niño
Haber sido víctima Barry de acoso sexual en su infancia, podría haber tenido impacto en su desarrollo afectivo-cognitivo, no lo sabemos, ni se podría negar que en su niñez les faltó la compañía de un niño amigo. Me remite de nuevo a la palabra ‘’trauma’’, en la Visión AI (en 2.-), no encuentro la explicación adecuada acerca del intento de abusos a Barry Gibb. De sus propias palabras a Radio Times (tomado de The Guardian 20 de junio de 2017): "Nunca había dicho esto antes, ¿debería decirlo ahora? Hubo un momento en que un hombre intentó abusar de mí cuando tenía unos cuatro años. No me tocó, sucedieron otras cosas, y también les sucedieron a otros niños". Probable será parte de la película que Paramount anunció basada en la vida de los integrantes de los exitosos Bee Gees, en estas situaciones vistas a la ligera siempre existe el riesgo de la especulación. Mi óptica sugiere: lo puntual. Si quedaron en Barry huellas o marcas profundas, o acaso sanaron o cicatrizaron, lo ignoro. "Cuatro años y un policía en tu cama a las cuatro de la mañana, te interroga. Si eso no te enseña sobre la vida, nada lo hará. Todavía lo recuerdo intensamente. Lo he guardado sólo para mí".
4.-
La presión de la fama pudo haber sido un factor influyente en la madurez temprana de los Bee Gees
¿Qué extrañaron los Bee Gees de la rápida transición a la adultez debido a sus expectativas artísticas?. El mejor veredicto proviene de los lectores, de los seguidores, o de los fans de los Bee Gees, poseedores de suficientes actualizaciones relacionadas a su idiosincrasia, su modo vivencia. Portadores de información cercana a la existencia real o efectiva. Su percepción no depende de las distorsiones ni de los supuestos. Siempre el impacto de las imprecisiones involuntarias está latente, salvo que de ahí a deformar los hechos hay un trecho. Darle cabida a las autenticidades no a las especulaciones. Habría que puntualizar en los respectivos fragmentos, ya que, en la exposición puertas abiertas de los niños existe la tendencia universal de querer jugar a echarse años encima, imperativo el acceder a ciertas actividades aún no acordes dada su edad.
En el caso de Barry el llevarle más años a sus hermanos le añade peso a la pronta toma de responsabilidad. En resumidas cuentas, los Bee Gees en su desempeño de los deberes familiares o en los asumidos al dedicarse al canto, ya comenzaban a sentir que sus acciones y decisiones propias son observadas, intuyendo un alto nivel de madurez. Una parte se encamina al grado de presión proveniente de la fama y la admiración en apariencia atractiva y deseable, acompañada de comodidades a costa de restricciones, pérdida de privacidad o presión persistente; la otra parte, llegar a entender el lado oscuro que afectaba la vida personal y emocional de los que la experimentaron.
La fama, esa fama de cuidado, al igual que una espada filosa en ambos lados, puede cortar al que la maneja, no sólo al objetivo. El doble juego, aparte de los aspectos positivos pesa el haber de las malas influencias. La metáfora un arma de doble filo se enfoca a algo que, puede ser útil o ventajoso, inclusive transmite la idea de riesgos o peligros inminentes. Imprescindible huir del sensacionalismo, de los falsos mitos, del abuso de sustancias, de la presión sostenida, de su búsqueda obsesiva. La fama puede ser una prisión dorada decidida a olvidar la identidad.
Mejor manager no pudieron haber tenido, su padre, Hugh Gibb
Hugh Gibb y su banda necesitaban tocar, ya notaban la disminución paulatina de las ofertas, y los clubes quedaban lejos, a menudo a cien millas de casa. No tardó en quedarse sin trabajo. Hugh Gibb debía tomar una decisión. ‘’¿El suyo o el de sus hijos?’’ Prioritario poner la resolución de las necesidades de sus hijos como la principal tarea. Ser una especie de intermediario. ‘’Al dejarlo, podía trasladarlos. Siendo apenas unos niños, necesitaban a alguien. Nunca quise ejercer esa función, las circunstancias me obligaron’’.
Mejor manager no pudieron haber tenido, su padre. Hugh Gibb supo priorizar la atención de sus hijos y combinó su experiencia de los eventos musicales en dirección al entrenamiento riguroso con ensayos impecables. “Destacando las iniciales ‘’BG’’, salíamos y cantábamos al tiempo de cambiar el escenario. Cantábamos ‘Run Samson Run’ u otra alternativa de Neil Sedaka, y una nuestra que intentábamos encajar a la par que las de ellos. A los niños les encantó. Aplaudían, gritaban ‘¡Qué onda!’ y luego volvían a ‘Jack y las Habichuelas Mágicas’ de Nuevo’’.
Sus hijos recibieron del padre dedicación en el adiestramiento adecuado, pautas desde el estilo de caminar en las tablas, las de sonreír y mostrar una actitud cálida y amigable. La promoción y formación se dio ‘’bajo el paraguas de su padre Hugh Gibb’’. Permitía sus ensayos en el living de su casa. Comenzaron a tocar los tres en 1958, al mudarse toda la familia a Australia.
Las interpretaciones de los Bee Gees al empezar los sesenta incluyeron diversas canciones: ‘’Alexander's Ragtime Band’’, el gran éxito del compositor y letrista Irving Berlin, "My Old Man's Dustman", y "Does Your Chewing Gum Loose Its Flavor", del músico escocés Lonnie Donegan de 1960. Los Bee Gees se metían en lo que de veras les gustaba. Sus favoritos y principales inspiraciones, Ray Charles y Neil Sedaka, Roy Orbison y Ottis Redding, fuertes influencias vocales. De notar, Robin interpretó “Oh Darling!” de los Beatles en 1978, toques de blues, descendiente directo de Ray Charles.
Sus avances cambiaron su existencia, no dejó de afectar a toda la familia Gibb. Hugh los dirigía y Barbara se encargó del vestuario, son aspectos referidos en variados medios acuciosos. ‘’Dondequiera que les tocara presentarse a los Bee Gees, la familia los seguía y les brindaba apoyo. En compensación, los chicos se encargaban de traer el sustento.
A Maurice no le daba vergüenza revelar lo de tocarles sostener a la familia de siete miembros durante un tiempo, repartidas las competencias, el padre se involucra en la parte musical de sus hijos. El cuidado de sus ropas y el de procurar la unión a cargo de la madre. ‘’Cuidamos de nuestra familia al igual que ella nos cuidaba’’. Lesley debió sentirse en el olvido, lamentaba Maurice, porque él, Robin y Barry, los tres niños, eran el sueño del padre.
Los primeros pasos en clubes nocturnos y bares de atmósfera extraña
Verbigracia, los Bee Gees hicieron su debut el 12 de agosto de 1960 en el programa de variedades Desmond and the Channel 9 Pins de la Nine, transmitido en la televisión nacional australiana. Viajaron en en aeroplano desde Brisbane, les correspondió ‘’Time is Passing By’’, Barry Gibb escribió la canción, a los 13 años. Los hermanos Robin y Maurice tenían 10. En la guitarra se observa la inscripción de las letras ‘’BG’’, lo podemos ver en la nota de The National Film and Sound Archive of Australia (Title:The Bee Gees' first national TV performance. NFSA ID 387170. Year 1960. Courtesy Nine Network) (3)
Los primeros pasos en clubes nocturnos y bares de atmósfera extraña. Barry, Robin y Maurice recibían la ayuda de su padre. Ponerse detrás de la batería podían hacerlo. Hugh procuraba un ritmo ininterrumpido. Robin: “apelamos a los adultos, mi padre, un fan de los Mills Brothers, nos trajo un montón de canciones de los Mills Brothers al circuito de clubes”.
Bastante solicitados, se pusieron en demanda en locales dedicados a las funciones “en vivo”. Sus primeras apariciones tienen lugar en el circuito de vodevil. Es una costumbre británica en la puesta en escena de las obras, digamos, “La Cenicienta” o "Jack And The Beanstalk’’ (4), el entretenimiento en el plató en la mitad de las representaciones. Maurice Gibb trae a la memoria los lugares al estilo del Rialto de Sidney, aquel debut el 26 de diciembre de 1960 (5). En adición, explica Maurice una buena experiencia en la profesión de los comediantes residentes:
“Mi papá sabía tantear los deseos de los espectadores. Sí, los niños adorables del espectáculo, la comedia provocaba carcajadas, diciendo: 'Son geniales'. Solíamos hacer payasadas. Al cantar ‘'Puff the Magic Dragon' y al turno de Robin, 'Puff' yo agarraba el aerosol a fin de pintarle la cara. A los papás les encantaba. Teníamos un montón de números cómicos’’. Leído este párrafo, al escribirlo me acecha la inquietud de no saber si esto le daba mayor gusto a los Bee Gees, o a los asistentes al estar los chicos allí.
El despliegue de ‘’una comedia armónica’’. Una comedia ‘’visual’’
Entre bambalinas, Maurice catalogado el hombre serio. Robin, el gracioso, el descarado de mirada tierna. Encargado del cuido, Barry al llevarles unos 36 meses (lo comentado en el capítulo 191). Trabajando en el hotel/sala de vodevil, desplegaron ‘’una comedia armónica’’. Una comedia ‘’visual’’. Algo parecido, citaba a los famosos Abbott y Costello. Sumado a esto, no sabía con certeza lo de querer parecerse a los Mills, el pretendido de los padres. ‘’Portábamos esmóquines, los zapatos muy lustrados y el Brylcreem daba brillo al cabello". Digamos, vendría la parte ‘’Puff…’’ o una vía que los mostraba ‘’dulces”, lindos. Lejos de sus shows en vivo, la composición de canciones de los BG´s se centraba en su consonancia vocal (6). ‘’Nos divertía. Nos encantaba hacer reír a los presentes, nos encantaba el sonido de los aplausos, aplaudiendo el tipo de interpretación realizada. Barry en calidad de solista, Robin en el tono profundo y yo completaba la armonía’’.
La evocación que hace Robin de los inicios difiere de la de Maurice. ‘’Era un mero niño, nunca me gustó allí. No les gustaba las canciones que cantábamos. No sirvió de nada quejarse. Se debía ir y hacerlo’’. Maurice dice:
‘’Eso lo tenía loco, empero seguro estoy no le importó. Ni a mí. Lo que hacíamos era inédito. Deseábamos mostrar nuestras versiones de música adolescente, atender nuestra realidad y no podíamos atraer a los adolescentes’’. Deseadas las canciones "Breaking Up Is Hard To Do" de Sedaka o "What'd I Say" de Ray Charles, las melodías "Dinah" de Mills, o "Bye Bye Blackbird" pertenecían a un segundo plano
Los Bee Gees se emocionaban al dar voz a las canciones, les emocionaba el show business, esa cuerda de aspectos del entretenimiento. “LLuvia de elogios al terminar nuestro número, los espectadores gritaban “¡Más! ¡Más! ¡Más!" de fondo. Dijimos "¡Oh!" y nuestro padre decía: “Los mataste esta noche” (de un Maurice anecdótico).
‘’Al regresar repetimos la canción, y eso les encantaba. Papá decía: ‘Es frecuente dejarles las ganas de más’, y nos acompañaba a la puerta trasera. Y a la semana siguiente participamos en el próximo show en ese club, les dejamos las ganas de más’’. El ‘’ganas de más’’, el dicho de Hugh Gibb. A Robin le encantaba escuchar la exclamación de la afluencia al solicitar ‘’¡Más! ¡Más! ¡Más!". Palabras mágicas del encore al culminar los shows, el "más y más’’ de la muchedumbre y los chicos regresaban al stage.
En Australia, tuvieron unos dos fines de semana libres.
El cumplimiento de horarios y las fechas, asombroso lo estipulado en la cronología de los día a día de las actuaciones de los Bee Gees, unos niños en mi frecuente circunloquio, ‘’canta, canta y canta’’. Los días de las festividades decembrinas, los de fin de año. Son muchísimas las anécdotas de Bárbara Gibb, sus hijos no descansaban. ‘’En la totalidad los años de brega mientras vivíamos en Australia, creo se calcula en dos fines de semana libres. En esos findes insistían en que llamáramos a todas las agencias y preguntáramos si alguien se enfermó y necesitaba a alguien. No sabían qué hacer’’. Reafirma Maurice:
‘’Nos encantaba. Deseábamos la llegada del fin de semana, nos podían ofrecer alguna presentación. Hacíamos la del viernes en horas de la noche, otra el sábado en la tarde, otra el sábado en la noche, otra más tarde el sábado... y dos más el domingo en la caída de la tarde y en la noche de nuevo. El resto de la semana lo teníamos libre’’.
A principios de la década de 1960, los Bee Gees tocaban en fiestas de fin de semana en el área de Queensland. A veces cantaban en salas de hoteles y clubes nocturnos oscuros, bueno distinguir el de Sandgate, Bonneville y Oxley; en gran medida el tipo de concurrencia frecuente en su repetida presentación en un teatro. Según Hugh Gibb, “los chicos querían ir a Sídney, el supuesto de ir a Nueva York”. Ávidos. Enormes ambiciones. Barry recuerda la escapada de casa y el regresar de inmediato. Lo tenía en la cabeza. Tenía que llegar a Sídney". Estamos hablando entre los 14-15 de Barry y 11-12 de Robin y Maurice.
Barbara añade al presente un incidente de cierta violencia, el arquetipo perfecto del refrán "el espectáculo debe seguir", se refiere a Robin, enamorado de una de las niñas del coro. Barry: ‘’Apenas tenía doce años. Ella subía al lugar de la función y él la miraba. El gerente nos advirtió, si alguien se quedaba entre bastidores obtendría una multa... Compartimos camerino junto a los dos mejores en comedia de Australia, hombres de experiencia en esto’’.
Barry en su posición de jefe, se paró al pie de las escaleras y gritó:
"¡Robin, baja aquí!". Al no ir, y esperar, Barry que se salía de sus casillas. Seguido, corrió escaleras arriba, sujetó el cuello de Robin llevándolo al camerino. Cargaban la ropa de la actuación al pelear en el suelo. Los dos cómicos los miraban… Asunto de un tris, el introito musical de los chicos comenzó a sonar (la vieja pieza musical de Hugh, “The World Is Waiting For The Sunrise”). Comenzó y todavía los miraban. Se levantaron, se limpiaron, subieron a la tarima, y actuaron estupendo. Luego bajaron corriendo las escaleras y comenzaron la pelea de inmediato. En realidad se enojaron.
Hugh se asustó al notar el enojo, en especial a Barry. ‘’Me asusté, desde luego lo pasé mal, quedé mirando hacia atrás, no dejó de perder su gracia”.
Anécdotas
Barry, el seductor’’. Maurice a la edad de 15 ó 16 tenía seis chicas. Robin, el enamorado sempiterno.
Parecían haber madurado antes de tiempo. Maurice no tuvo tapujos al exponer que ‘’sexualmente, incluso en lo físico, nos movíamos rápido, el pecho peludo y demás. Nunca le dimos importancia a lo de poseer una vida sexual estupenda’’. Barry, el seductor. Maurice, a la edad de 15 ó 16 años, tenía seis chicas. ‘’Mi vida transcurrió tranquila hasta que lo descubrieron. Lo mejor es la distancia. Anda, y ¡no tientes, chico!. No estuve de manera apropiada, fallé a mis amigas’’.
Realizados en la música gozaron de su encanto juvenil y su talento en los clubes nocturnos. Maurice solía ejecutar ‘’primero la guitarra, siguió el piano y, en tercer lugar, el bajo’’. No olvidó Robin lo del enamorado sempiterno. Sale a relucir Margaret, el nombre de su primer amor, ella vivía en un lugar de nombre Lidcombe, en Sídney. "Nos besábamos todas las noches". Ya se reflejaba en Robin la habilidad de cautivar y atraer.
‘’Extranjeros en una escuela extranjera’’
"Nos hicieron sentir extranjeros en una escuela extranjera (7), y cuando vivimos en Australia de 1958 a comienzos del año 1967 los niños nos llamaban Yankees’’. La reflexión de Barry Gibb se orienta en ‘’tres peleando contra otro en la escuela, o los tres enfrentados a la mafia. Aquí somos tres y siempre hemos sido tres, y desde la escuela éramos los tres contra todo".
‘’Nunca se nos permitieron las palabrotas, lo único en realidad necesitaba mi padre’’
‘’Un día en una calle de Surfer's Paradise escuché un chiste y no me aguantaba las ganas de echar el cuento. Robin, Barry y mi padre, en el centro estaba yo. En la última línea del chiste se decía una palabrota. No sabía su significado, me pareció graciosa. Mi padre se giró, me dio un golpe en la cabeza y un buen jalón en la oreja. Y yo dije: ‘¿Qué pasa? ¿No te reíste?’. Y Barry replicó: ‘Ven aquí, idiota. ¿Sabes el significado de eso?’. Al decirle ‘No’, nos hizo reír’. Me lo explicó, y eso pasó una única vez, la primera y la última vez en proferir una palabrota’’.
De otra tesitura narrativa de Maurice esta anécdota es sabida en el interín de ir en coche (8), ‘’deseabamos pescar y un idiota al que lo seguía un coche de policia a mucha velocidad nos pasó. Al llegar a la curva el coche se salió de la pista. Otro niño, en la acera, el miedo lo hizo saltar un aproximado a un metro del suelo. Dije: ‘¡Guau!’ ‘Casi me hice m… en los pantalones'. Nunca se nos permitieron las palabrotas, lo único que en realidad necesitaba mi padre. Ahora, siendo un hombre de familia, odio ver a mis hijos responderme mal. Si no se tienen hijos propios no sabrás qué cosas soportaron tus padres. Hoy adviertes la gracia divina de haber sucedido eso, las pruebas que debieron pasar los míos al tener 5 hijos... Por fortuna, nuestro padre y los tres, nos entendíamos, nos compenetramos, atentos a la faena. ‘No me respondáis, así trabajéis y mantengáis a la familia’, decía. Nos dejó una enseñanza valiosa, la de respetar a los mayores, incluso si ganábamos el dinero. Gracias a Dios”.
Barbara comentó que nunca le respondieron mal. ‘’No lo hacían. Se burlaban o bromeaban, y nunca nos respondieron mal ni nos cuestionaron’’. El verdadero carácter de los hermanos Gibb en la relación paternal habla de unos niños incapaces de ser groseros, nunca lo fueron.
El dilema de la precocidad
Es evidente su rápida precocidad, pasan a la adultez. El punto de partida de Barry, Robin y Maurice, era que esas "madres y padres" que iban a verlos tocar en clubes nocturnos, no eran compradores de discos. La venta de discos en esos días tenía su atractivo en los adolescentes, a los muchachos que tenían que llegarle. Sugestivas palabras de Maurice:
‘’Crecimos en la televisión, a semejanza de los Osmond, y los australianos nos vieron crecer. Los favoritos de las mamás y los papás. Salíamos en la televisión y decían: ‘¡De nuevo esos tres niños! ¡Qué dulces! ¿Verdad que son preciosos?’. Nos veían exitosos y a sus hijos no’’. Los Osmonds, cuatro hermanos estadounidenses intérpretes, Alan, Wayne, Merrill y Jay Osmond salieron a la palestra en 1958.
Recibían de chicos los aplausos en las presentaciones a la par que cargaban el viejo problema al dirigirse a un conglomerado superior en edad. Inclinados en interpretar mucho rock'n'roll, entendible el nuevo enfoque de basar la dirección de su música orientada a un target, a un colectivo de individuos en quienes encaja mejor determinada música. En determinado momento al terminar la canción interpretada recibieron una gran ovación de unos soldados que regresaban de la guerra, de unos 40 y 50 años. Hugh Gibb: ‘’Barry se acercó y alertó: ‘No quieren esto, ¿sabes? Quieren rock’. Le dije: ‘Déjalo, mira su edad’. En la secuela del acto, Maurice puso su guitarra y se desataron a rockear. El lugar a tope y los veteranos en acción’’.
La estrella estadounidense del momento Chubby Checker (el rey del twist), cerraba el concierto en Sydney (1962), la penúltima actuación a cargo de la estrella australiana, la sensación del momento Johnny O'Keefe. Ahora bien, el hecho de poner en el centro a los Bee Gees lo estimó Barry una ‘’experiencia aterradora’’. Les cuento, a los 16 años de Barry, a los 13 de sus hermanos, los gemelos Robin y Maurice:
‘’Cantábamos algunas canciones de rock and roll, nos faltaba tener una banda de rock and roll... Melodías del tipo ‘Alexander’s Ragtime Band’… eso nos podría meter en serios problemas. No sabíamos qué querían. Habíamos trabajado en clubes nocturnos. Deseábamos dirigirnos a los jóvenes. Lo que más deseábamos, aunque no lo creíamos posible’’. *La famosa canción popular norteamericana tipo marcha, resaltan sus toques de ragtime.
Barry venía atizando el dilema, llegó a percatarse del error de mantener una audiencia adulta. ‘’Seguimos con público adulto, y ese fue nuestro defecto, la causa de nuestra falta de transformación en un grupo pop. Requerimos visibilidad entre los adolescentes y no lo hacíamos’’. El enfoque principal de los Bee Gees se orientaba en componer canciones y grabarlas, Robin cuando tocaba el órgano, a menudo, al dirigirse a los tres en armonía lo hacía alrededor de la guitarra de Barry.
Visto lo visto, estos milicianos estaban entre los 30 ó 40 ó 50. En efecto, a años luz de la adolescencia el tipo de participantes a sus eventos. Propicio validar la diversidad de renglones entre la adultez comprendida a partir de los 18 ó 21; aún a falta de una acepción aceptada, son jóvenes los de edad entre 15 y 24 años. No era su target, al entenderlo los Bee Gees, demostrativo de su capacidad de reflexión, aspecto de poca notoriedad mediática en esta fase de su evolución artística.
De niños intérpretes vocales al proceso del envejecimiento
En el capítulo No. 188 hice referencia a niños intérpretes vocales, a Michael Jackson, a Stevie Wonder, o a Billy Preston, etc. (9). Los niños artistas dedicados en su existencia al canto, generan fascinación en el auditorio. No se puede negar el frenesí inquebrantable transmitido en sus acciones, actos, ni hablar del sacrificio en una trayectoria del que no se desliga, el sacrificio es imperecedero. Hay que verle la cara, esa constancia en la entrega dirigida a millones de seres del planeta que van a calmar sus penas o animar su frenesí. Vemos a un Barry Gibb que comenzaba a los 7 ó a los 8, o tiempo atrás, en el 2021 sacó su disco ‘’Greenfields: The Gibb Brothers Songbook, Vol. 1’’.
Al verlo en la etapa del envejecimiento rápido lo trasladamos a la edad juvenil, aquel guapísimo jovencito guitarra en mano junto a los chiquillos, de paso nos encamina a la reflexión de nuestra propia mortalidad y el irremediable paso del tiempo, lo que puede resultar en una asociación melancólica, dejos de tristeza, o dejarnos la lección de la necesaria aceptación del ciclo vital. Todavía cultiva la admiración absoluta de sus seguidores al identificar en él y en sus hermanos Robin y Maurice Gibb, los Bee Gees, una mezcla de talento interpretativo, potencial vocal, conexión genuina y capacidad de transmitir emociones. De una u otra forma, no se formalizó lo de ser un Bee Gee (al parecer hubo la intención de hacerlo), hace recordar la figura de Andy, el hermano menor. Este 1 de septiembre del 2025 arriba a sus 79 años, su estampa en gratas salidas familiares, una muestra, la inauguración del Parque en honor de su hermano Maurice en Miami, nos emocionó sobremanera. Nos produce inmensa gratitud el impacto invaluable del gran legado al realzar la idea de haber dejado una huella duradera en el tiempo.
Conclusiones
Si vamos a ver, ser artífice de su propio destino es una explicación aceptable de la autoestima alta que nos transmitieron los Bee Gees. El rápido agotamiento de su edad infantil y la introducción a una adolescencia precoz, de ninguna manera es mi opinión, generó trastornos en las bases de la propia identidad, al fin y al cabo la diferencia nos remite a un trío de jovencitos alegres, satisfechos, espontáneos. Con todo, lo probable es lo del aspecto dual, el instinto del ser y no ser, cualquier alteración es equivalente a la inevitable inexorabilidad del ser. Que no es lo mismo. No siempre los traumas se engendran en la niñez ni en su pérdida precipitada.
Ya que estamos en términos de lo inmutable, el proceder no es apenas una respuesta mecánica a un estímulo, si es intrínseca no se puede anticipar la conducta basándose sólo en lo precedido, centrado en su incidencia en el entorno social no adecuado, o de cambios fuerte que a veces provoca en los adolescentes la tendencia a buscar estimulación o caer en la necesidad de ella. Ya no es la niñez o la adultez. Lo explica, si sacamos a la luz, el paradigma de la llegada de Barry, Robin y Maurice Gibb al Reino Unido, al Londres de 1967. Aquel Londres del Swinging Sixties, anubarrado en una suerte de musicalidad, colores, estragos y excesos, el éxtasis de los movimientos y tendencias de transgresiones culturales en oposición a lo establecido. Lo sorprendente al llegar a ese cambio de entorno, medición de fuerzas, de equilibrio, del poder lúdico anti ruptura en un cosmos nuevo: la psicodelia (10).
No obstante, una recapitulación inevitable, no en sí las razones de la búsqueda de estimulación, sino la estimulación fortuita, la atmósfera pegajosa en la novedad de la a apariencia, expuestos a riesgos inherentes a la existencia que los alcanzaron en ese tiempo complejo en la misma línea que la juventud a escala global tampoco pudo hacerlo. Rehacerse, una capacidad elocuente en los Bee Gees, en lo personal y en lo musical gracias a la motivación familiar, ni se digan, las expectativas en el tiempo venidero. Abocada en la idea general, los influenciables son fáciles de manipular al privar ‘’las malas juntas’’ de interferencia en los valores (11). Excepto la excepcionalidad de sus relevancias, experiencias y las percepciones, la naturaleza del actuar artístico de los Bee Gees a lo largo de su niñez expuesta en este capítulo 192, -en esta reflexión extendida-, si matizamos lo desenvueltos, super talentosos, creativos, genuinos, nos transmite la idea de lo notable y digno de encomio.
La de unos chiquillos inquietos, traviesos, activos, intrépidos al salir a la vista de los adultos. Montados en su majestuosa proyección a nivel internacional cargan su alma de niño, graciosos al dar declaraciones, su frescura en vivo o en grabaciones, un grupo que, después de crear, no se desanimó ni perdió la esperanza, la fuerza impulsora que les generaba su trabajo les hacía sentir emocionados. Se hicieron querer, dignos de profundo nivel de respeto y admiración teñido de un sentido de trascendencia, a día de hoy, la ausencia temprana de Robin y Maurice Gibb dejó un vacío insustituible. Digno exponente de las piezas musicales que los llevaron a la cima de las preferencias y gustos de una vasta audiencia global. En los actos multitudinarios de Barry Gibb es usual percibir su cercanía, no se puede dejar de mencionar a sus hermanos, a Robin, a Maurice, a Andy, ni enviarle bendiciones a cada uno, “Siempre estuvimos juntos, actuamos juntos. Ha sido sumamente duro volver a hacer música”, comentaba en el programa de televisión norteamericano CBS Sunday Morning. “La única forma en que puedo lidiar con la pérdida de mis hermanos es haciendo música”. Exacto, estamos seguros.
Por Martha Colmenares
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Notas y referencias
1
Living The Life 2011
Robin en conversaciones con Leslie Phillips, ''it was always like i had the two brothers Maurice and Barry the thing we had each other to dust ourselves off set backs and form... I don't remember having many relatives when I when we were kids, very isolated we burnt that well off we didn't have any present of Christmas so you know plastic trumpet and wwe were copying what was on the radio I will pretending were like 8 years old they´re imagining writing songs for their decks English to pretend to write their next single still returning and in a way we were a little bit like the male bronty´s that we never had any friends, very isolated it is very windy part of Manchester, because my friends didn't share the same fascination for music as we did organically, because they brought be a psychic and football or although evil deeds lesson they couldn't really relate to us, just pretending to write songs it was something I was they just couldn\t connect with so it was by that very nature we were so we had each other'' (Minuto 1:30 y 2:00)
Robin Gibb and Leslie Philips in conversation.
2
Robin Gibb
Robin Gibb, who has died aged 62, was one of the three brothers behind the Bee Gees, the phenomenally successful pop group responsible for such high-pitched hits as Stayin’ Alive, Night Fever, How Deep is Your Love, More Than a Woman, Jive Talkin’ and You Win Again.
21 May 2012
Redacción (2012). Robin Gibb. Telegraph. Robin Gibb recordó en 2003…
The Telegraph
3
The Bee Gees' first national TV performance
https://www.nfsa.gov.au/collection/curated/asset/99557-bee-gees-first-national-tv-performance
4
Bee Gees, Brisbane 60s cronología musical
blog martha colmenares
5
Foto años 60
https://www.facebook.com/story.php?story_fbid=1095635197877448&id=422976418476666&_rdr
6
Barry Gibb ‘’Un día vamos a ser famosos’’
Por Martha Colmenares
Capítulo 191
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7
The Bee Gees Are Earthly Angels. Rolling Stone. Music was as much a refuge as an avocation.
White, Timothy (1979)
https://www.rollingstone.com/music/music-news/the-bee-gees-are-earthly-angels-42503/
8
Bee Gees.br
Biografía Autorizada dos Bee Gees.
https://beegees.com.br/bee-gees/biografia-bee-gees/
9
¿Por qué los Bee Gees se marcharon de Australia?
Por Martha Colmenares
Capítulo 188
blog martha colmenares
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10
Publicado por Martha Colmenares agosto 23, 2021
The Bee Gees en la época de la psicodelia
https://blogdemarthacolmenares.blogspot.com/2021/08/the-bee-gees-en-la-epoca-de-la.html
11
Barry Gibb ‘’Un día vamos a ser famosos’’
Por Martha Colmenares
Capítulo 191
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